Laura Martín López-Andrade es psiquiatra, Directora de la Escuela de Salud Mental de la AEN y Coordinadora del Centro de Intervención Comunitaria del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid. También ha fundado La Revolución Delirante, una asociación que reúne a jóvenes profesionales sanitarios que buscan una atención clínica diferente, especialmente en lo que a salud mental se refiere.
Está decidida a poner el foco en términos como la “violencia del diagnóstico”, como puedes ver en este seminario del Institut d'Humanitats de Barcelona, donde habla sobre cómo en lo que a salud mental se refiere, la sociedad (y algunos profesionales sanitarios) dejan la responsabilidad de la curación en el propio paciente.
La tiranía del “puedes con todo” también en la salud mental
“Una persona que se para por qué no puede más, se dice que tiene depresión. Una persona que no puede más con las condiciones laborales que tiene y está todo el día atacado trabajando, se dice que tiene ansiedad. Pero con esas personas no nos hemos preguntado qué les pasa”, asegura. La doctora habla de que “el diagnóstico viene a taponar las explicaciones. A que no hagamos más preguntas al respecto a lo que le pasa a la gente”. Ponemos nombre a los que nos pasa y listo.
En el caso de enfermedades como la depresión y la ansiedad, la experta explica que “el problema subjetivo se tapona con un diagnóstico [...] y en el momento en que tienes un diagnóstico, el problema es tuyo. Ese es tu problema, tú tienes que resolverlo. El problema ya no es social, el problema no es contextual, el problema no es biográfico. El problema es tuyo.”
Y como el problema es tuyo, la solución también lo es. Y es ahí donde está el peligro y la llamada tiranía de “puedes con todo”. Cientos de libros de autoayuda copan las librerías de nuestro país para decirnos, desde una perspectiva de positivismo tóxico, que tenemos todo lo necesario para estar bien. Tú puedes con esto. Tú tienes las herramientas. Úsalas. De hecho, y como apunta la experta, “hay una obligación a poder con las cosas”. Sea real o no. Debemos poder estar bien y además desde un prisma de individualización como veíamos con el problema: es tuyo, soluciónalo.
“Encontrarte mal se llega a patologizar. Se lleva directamente a que “está mal” que tú estés mal. Y si estás mal, lo tienes que arreglar, porque tú tienes que estar bien”, explicaba. En cambio, está bien no estar bien, como nos explicaba la psicóloga y directora de Trendencias Iria Reguera. Ella nos explicaba que “estar triste y mostrarlo no está bien visto. Pase lo que pase, debemos poner buena cara y fingir que todo va bien”. Hemos entrado en una “era de marketing emocional”, como apuntaban en El país.
Una de cada tres personas tiene problemas de ansiedad. Una de cada cuatro, depresión. El 40% de la sociedad sufre o sufrirá estos trastornos. Sin embargo, no podemos recibir la atención necesaria en la sanidad pública. España solo ofrece seis profesionales de salud mental por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que la media europea como explicó la reina Letizia en el congreso de la Confederación de Salud Mental de Madrid de 2023.
En enero de este año, 2024, psicólogos de la sanidad pública de Andalucía denunciaban “presión asistencial” y “agendas saturadas”, así que parece que de nuevo, el problema está en nuestras manos. Y en las manos de muchos, porque 597.686 personas pidieron la baja el año pasado en España por padecer algún trastorno relacionado con la salud mental según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Querer no siempre es poder
Que tengamos un diagnóstico en la mano no significa que podamos resolver esa enfermedad que tenemos por nuestros propios medios, ni con todas las herramientas del mundo. Es ahí donde entra en juego la exigencia. Exigencia por ser felices, por ser resilientes, por tener inteligencia emocional, por estar bien. Sin embargo, querer estar bien no significa poder estar bien en todos los casos.
Pero cuando está en nuestras manos y no conseguimos “estar bien” podemos sentir frustración o incluso, que se agraven patologías como la ansiedad. Hace años sufrí ergofobia y cuando fui a mi médico de cabecera me dijo: “deberías ir al psicólogo para recuperarte”. Si no hubiera tenido el dinero suficiente, no habría podido recibir la asistencia adecuada. Por mucho que hubiera puesto todas mis ganas en recuperarme, no lo habría hecho.
María Velasco, psiquiatra y psicoterapeuta especialista en niños y adolescentes explica en su libro ‘Criar con salud mental’, que vivimos en una sociedad que no permite ni a los padres ni a los hijos vivir mentalmente sanos esas primeras etapas de la vida. “La soledad y la falta de ayuda, así como las exigencias sociales, son algunas de las causas de que los padres y las madres no puedan satisfacer las necesidades de los niños y adolescentes”. Entre las exigencias sociales está la de estar siempre bien. “Queremos ser muy perfectos y muy sobresalientes en todo. Es un tema de exigencia, es un tema de ambición, es un tema de creer que ahí está la felicidad, en tenerlo todo”.
La escritora Carmen Domingo afirmaba que “ni siempre somos felices, ni siempre conseguimos lo que nos proponemos, ni pasa nada por no serlo o no conseguirlo. A no ser, claro, que deseamos vivir en ‘Un mundo feliz’”. La tiranía del puedes con todo que nos hace enfermos y sanadores al mismo tiempo, no es nunca la solución.
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